El restaurante exclusivo Ristorante Rafele en la ciudad de Nueva York ofrece en su carta un cheesecake de US$ 4.500 dólares. Este valor lo convierte en el más caro del mundo e incluso le permite ganarse un lugar en el Libro Guinness de los récords mundiales.
El elevado precio se debe a los exclusivos ingredientes que lo componen, como una ricota especialmente enviada desde una granja en Italia y que se usa al día siguiente de su llegada. Otro elemento oriundo del mismo país son unas trufas blancas de un elevado precio.
Pero si hablamos de ingredientes extravagantes en su receta, sin dudas el más importante es el Cognac Hennessey Paradise de 200 años de antigüedad que se vende por alrededor de US$ 2.500 por botella. El toque final es el logotipo del nombre del local cubierto con pan de oro.